Dominique Roujou de Boubée

Nací en pleno inicio de vendimia, un 25 de septiembre de 1972, año de mucha lluvia y pocos vinos buenos.

Tuve mi primera experiencia de “cata” de vinos a los 5 años, a escondidas de mis padres, después de una comida dominical. A los 14 años, el amor a la buena mesa en nuestra familia me hizo decidir que sería enólogo.

Me deje seducir por la vía más larga, la de la investigación para satisfacer mi curiosidad. Después de 4 años en la facultad de ciencias de Montpellier, me dirigí en 1994 a Burdeos para ingresar en la Facultad de Enología e iniciar una tesis doctoral. Allí conocí a Denis Durbourdieu quien sería mi profesor, guía y padre espiritual durante los 5 siguientes años.

Con él, no solo aprendí a desarrollar un espíritu crítico y un rigor científico, sino que me enseñó a hacer vino (además de ser investigador, Dubourdieu posee varias bodegas en Burdeos y es unos de los consultores en viticultura y enología más cotizado del mundo) y sobretodo a relacionar un trabajo en campo con un sabor de la uva y estilo de vino.

Otro encuentro impactante fue con Jean Claude Berrouet, enólogo de Pétrus desde 1964 hasta 2008, con quien trabajé durante las vendimias del 98. Tanto Dubourdieu como Berrouet son unos fieles discípulos de Emile Peynaud, capaces como pocos de poner la ciencia enológica al servicio del terroir. Con ellos aprendí a catar y me abrí al mundo de los grandes vinos, de los vinos sinceros que tratan de reflejar su origen.

Desde 2006, tengo la suerte de compartir mis experiencias (sin parar de aprender) como asesor en viticultura y enología en varias zonas del territorio español (Extremadura, Alicante, Valencia, Ribeira Sacra, Rías Baixas, Valdeorras, Terra Alta, Montsant, Priorat, Mallorca). Y tengo una suerte aún mayor, compartir algunos proyectos con mi mujer, Laura Montero Rodil, donde nos esforzamos para encerrar el terroir en botella.

Nunca me canso de descubrir un nuevo vino, una nueva zona de producción, un nuevo viticultor. Esta pasión va unida a mi otra gran pasión (¡u obsesión como dice Laura!) que es la cocina. El vino como objeto de cultura no se puede entender sin la gastronomía.

Dominique Roujou de Boubee

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